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domingo, 25 de agosto de 2013

Un Pueblo sin filosofía, es un pueblo Pobre. PDF Imprimir E-mail
UN PUEBLO SIN FILOSOFIA ES UN PUEBLO POBRE

Para los que nos ha tocado vivir en un país “En vías de desarrollo”, nos es también cuesta arriba, pensar en la ausencia de muchas de las soluciones a los problemas más ingentes que se viven a diario y que nuestra única acción, es pensar en la forma de cómo se pasa el día y que simplemente estamos sufriendo la lluvia, en una cornisa mal construida.


Obviamente, de esta situación se derivan muchos de los males sociales como la violencia, vicio, corrupción, secuestros, narcotráfico y toda una cadena de favores mal habidos que a la postre, no nos dejan trascender a otro estadio social, que nos imposibilita la oportunidad de hacer patria y Nación.

Nos estamos haciendo cortos, al olvidar a nuestros antepasados, ya que puede más la necesidad de sobrevivencia, que hacer memoria y honrar a los nuestros, ofreciéndoles tan solo, un nivel de mejoría en el terruño que nos heredaron.  Nuestros ancianos, pasan las peores calamidades y nos hemos convertido en irreverentes para con ellos y los llamamos cargas, pues parece que vivimos en países adolescentes de todo, hasta en los valores de protección para toda nuestra familia.

Prácticamente, adolecemos de todo, principalmente de una filosofía que nos despierte y nos imbuya a luchar como nación, perfeccionándonos como ciudadanos útiles a nuestro país.  Queremos despotricar todo lo que no nos ha costado en absoluto, dejando una huella de falso resentimiento, por lo que hemos dejado de ser y de hacer.

La memoria de nuestros antepasados, lo irreverente para con nuestros ancianos, la debilitación de nuestras familias, el irrespeto a nuestras esposas, lo mediocre en la formación de nuestros hijos, el actuar trastornado de nosotros mismos y las políticas de desarrollo social ausentes entre nosotros mismos como comunidad, hacen de cualquier lugar donde vivamos, el peor de los lugares, eso sin mencionar a las familias desgastadas y resquebrajadas por la separación de ir en búsqueda del sustento y vivir en países que nos deslumbran con sueños y realizaciones, que nos ponen en el terrible mal de servicio, como la nueva esclavitud de estos tiempos que corren y aún llevan de la mano ese tipo de bajezas de familias desmembradas y llenas de tristeza, con la única esperanza de enviar un poco de sustento a sus propias y lejanas familias de añoranza.

Es necesario entonces, clamar y reclamar por una verdadera filosofía de vida, que conlleve un desarrollo sostenido para todos, que dejen de existir pruebas remotas cada cuatro años, sino que exista toda una política generacional, que nos obligue a luchar por nuestro propio sueño americano, desde nuestro propio lugar, sin perdernos los grandes eventos de nuestra propia familia y que tengamos la dignidad de querer calidad de vida, donde nuestras necesidades sean suplidas, no por un gobierno paternalista, sino por el fruto de nuestras propias manos y que todo este desarrollo se convierta en la estafeta que podamos heredar y estar seguros que la siguiente generación, será con su propio tiempo la mejor.

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