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miércoles, 21 de agosto de 2013

La imparcialidad en un Estado de Derecho PDF Imprimir E-mail
Escrito por administrador dos   
Jueves, 23 de Mayo de 2013 18:08   
Recientemente en Guatemala, la Corte Suprema de Justicia,  ha venido llevando a cabo,  el juicio contra el General José Efraín Ríos Mont, por crímenes de lesa humanidad y que el tiempo y la historia lo había venido reclamando desde sus épocas  de dictador y gobernante al estilo de facto.

Un juicio muy revelador de nuestras propias realidades, con un pasado terrible y un presente lleno de cicatrices y llagas que aún no han sanado y que no se pueden olvidar tan fácilmente.

Un juicio que poco a poco, con todos los testimonios y lamentos, fue encendiendo un ambiente de dolor, paralelamente con un espectáculo mediático, donde el envejecido dictador, se encontraba solo con el respaldo de sus abogados que no pudieron parar la condena de ochenta años inconmutables para éste militar, que ha dado mucho de qué hablar y que la noticia ha dado la vuelta al mundo un sinfín de veces, pero en este caso, lo que nos llama la atención es la figura de la imparcialidad, que todo mundo la toma a su antojo y más los que tienen algún tipo de interés en particular y que están en un maremagno de polarización interminable.

Entre vítores y bulla de indignación, el dictador en mención fue conducido a una cárcel especial (de Matamoros), donde empezó la interminable lista de favores y uno de ellos era la intervención irreverente del Presidente de la República Otto Pérez, otro sería la  de apelar dicha condena y llevar el caso a la Corte de Constitucionalidad… La cual al final, declaró vicios en el proceso y que el fallo era inconstitucional y que el juicio en mención, tenía que ser repetido…  Y así podríamos continuar con esta terrible historia, pero lo cierto es que es verdaderamente indignante usar todos los recursos legales y hacerlos inservibles para boicotear un juicio y crear una gran mentira, para ocultar la verdad.

Permitámonos la oportunidad de ser dignos en el ejercicio del derecho y que la verdad reluzca sin las asperezas de las mentiras.  Demos pasos seguros sobre un camino limpio y que sean culpables o inocentes, podamos definir que fuimos completamente imparciales y que se cumplió a cabalidad con un código de ética legal, pues circos ya tenemos suficientes.

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