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sábado, 2 de noviembre de 2013

El Papá de Goliat.

El Papá de Goliat.
El Papá de Goliat. PDF Imprimir E-mail
Sábado, 11 de Abril de 2009 16:48



El frío era insoportable, para empezar el día de aquella mañana, donde el viento recogía abruptamente el polvo y la basura acumulada del fin de semana y después de una ventisca con una suave brisa, pude visualizar  la figura de Adán, nuestro amigo y taxista, más conocido como Goliat, por su altura y carácter y aunque todos lo conocen por el sobre nombre, nadie se atreve a decírselo.
Por: Antonio Moran del Cid

Cuando iba de la mano con mi Esposa, nos vio y de inmediato  se dispuso a abrir las portezuelas de su taxi y me percaté también del frío que conllevaba su saludo, pero no le di mayor importancia, pues he llegado a la conclusión de que todos tenemos derecho a pelar cables de vez en cuando, ya situados en la convulsión y el caos que produce el tránsito vehicular, entablamos una interesante plática sobre la vida y fue ahí precisamente, cuando se le desdibujo el rostro y no pudo aguantarse más el gran secreto a voces, que no le quedó otra alternativa que compartir las situaciones y adversidades que acarrea la vida misma, hasta el titulo de Benjamín que Adán había ostentado por casi cuarenta años y con una noticia sencilla, había sido relegado sin pedirle absolutamente ningún permiso.
Se trataba de que el Papá de Adán, de 78 años de edad, iba a ser padre nuevamente, gracias a un romance afortunado, que le arrebato los casi dos años de viudez con los que contaba don Eufemio Pérez Marroquín, que ahora estaba viviendo nuevamente las preocupaciones de cualquier recién casado, solo que ahora en un camino ya caminado, en un tiempo ya transcurrido, fue así como llegamos a la conclusión de la importancia de conocer a este anciano de días, pero con sentimientos de cualquier corazón que empieza a vivir.
Para este señor de las cuatro veintenas, que hasta el loro le dice abuelito y el gato no le queda otra cosa que esconderse en una jaula vieja para no ser molestado, obviamente tiene bien arraigado el pasado y las lecciones del tiempo para justificar cualquier acción que lo haga salir en caballo blanco y con gran sonrisa en el rostro bien rasurado, nos comenta:
Mi padre fue el que me enseñó a trabajar y era en los tiempos del General Ubico, cuando a nosotros nos tocaba traer el carbón en carreta hacía la Capital de Guatemala y nos hacíamos dos o tres días para llegar y luego regresábamos para continuar la venta de frutas y verduras, así como a la crianza de ganado y nos ganábamos la vida, con mucho trabajo y eso si, con nada de vicios y lo que comíamos, era ganado con nuestras propias manos, no conocíamos nada de maldad, éramos una familia sencilla, pero no nos hacía falta nada, aprendimos a trabajar y ese es el dinero que abunda, el que proviene del puro trabajo.

“A mi edad, ya todo lo conozco y me siento satisfecho por todo y más ahora que ha nacido mi David, que para mí es el rey”.


Y a Usted, don Eufemio, ¿No le pareció irresponsable, hacerse de este compromiso que requiere no solamente atención, sino también manutención?
La verdad, es que no.  La vida viene de Dios y me siento igual que la experiencia que paso Abraham, que hasta el último tiempo de vida, le concedió a su hijo Isaac, hoy me siento maravillado.


De la manutención, pues nunca nos ha hecho falta nada e igual lo apoyaremos hasta que Dios nos lo permita.¿Entonces, sí tuviera otra oportunidad de poder fecundar, también lo haría?
Por supuesto, pero ahora lo pensaría no por mí, sino por mi señora que a sus cuarenta y un años, se vio en terribles situaciones al dar a luz y por poco se pone en riesgo la vida de ambos, ya que no llegó a sentir dolores y ya se había quedado sin líquido amniótico y eso si llegó a preocuparme.¿Y cómo se siente con su señora, que tipo de convivencia llevan?
Pues para nosotros todo es normal, funciono perfectamente, nos llevamos de maravilla y sabemos ambos cual es nuestra posición en la vida, podría decirle que estamos experimentando una serie de momentos felices y eso nos hace sentirnos realmente vivos.
Y eso me demuestra que la Vida es solamente de Dios por siempre.

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