Me agarró el dedo la puerta! |
Sábado, 11 de Abril de 2009 16:56 |
El mejor y más sufrido de los despertadores para iniciar el buen año que se pinta incipiente. al igual que el nuevo gobierno que se dispone a pasar la prueba, es el portazo en mi pulgar que recibí al bajar de un taxi.
Continuamos con la plática de
situaciones reales que vive el grueso de la población y topamos con el
tema de que quieren ponerle un poco del beneficio que trae la duda al
nuevo gobierno que está por tomar posesión, pero ya nos dimos cuenta
que ni veinte años son nada, mucho menos cuatro para sacar adelante a
un país, menos cuando se tienen que retomar las cosas y los proyectos
tienen que ser nuevos, pues todo mundo quiere dejar una huella vanidosa
de todo lo que supuestamente hace de bueno, para que las siguientes
generaciones sepan quién las hizo, aunque no les importe si los conocen
o no.Llegamos al fin a nuestro destino, estrechándole la mano al conductor
que aunque se llame Adán, él sabe que no es el primero, más bien me
contó que ya están suscritos otros cinco mil taxis, pero gente siempre
hay para todos. Yo que me bajo con la misma y ansiosa rapidez y que de
pronto se me oscureció la visión y de mi frente brotó un sudor frío y
tenso, donde me temblaron las rodillas y me palpitaron los dedos gordos
de mis píes, al recibir en mi pulgar, el portazo provisto por mi amada
esposa y llevarme el susto de ver mi dedito entre las puertas cerradas
del taxi en mención…Ay… Lo bueno fue que el taxista no se dio cuenta,
pero tampoco arrancó de inmediato, sino hubiera tenido que soportar la
risa de sorna que todos ponemos, cuando vemos a un pobre cristiano en
estos trances.
Por: Antonio Moran del Cid Los dulces besos de mi esposa al amanecer, me pusieron de inmediato en el contexto de la primera semana de trabajo y que ese dulce despertar significaba saltar de la cama de inmediato, meterme a la ducha y empezar a planificar el día a día para ir tras la información o asistir a algún evento con grados de trascendencia. La mañana estaba un poco más que fresca y nos pusimos los respectivos sacos mañaneros y nos encaminamos a la casa de nuestro amigo Josepe Castillo, para irnos juntos en su vehículo y enfrentar los atolladeros que nacen del atosigante caos por la moda o la facilidad que brindan los proyectos habitacionales situados al sur de la capital de nuestra atormentada Guatemala. Aunque nuestro amigo es también profesionista, nos sumergimos siempre en las charlas de la situación social y la problemática nacional y sus difíciles soluciones, además del costo de la vida que día a día se hace mucho más cuesta arriba, hasta que llegamos a su lugar de trabajo que no es el nuestro y nos bajamos tan apresurados como nuestra despedida matutina y llegamos a un punto donde se encuentra un banco y un sin número de taxis que están a la caza de los clientes, pues la prisa que llevamos todos, se mezclan con el lugar prohibido de estacionamiento atrapado para taxis fugaces, que están sobre el avispero de que no llegue la policía de Emetra y que no les ponga una multa de hasta quinientos quetzales (Q.500.00). De inmediato, abordamos un taxi de aquellos que por la frecuencia se van haciendo amigos y uno con toda confianza le puede regatear, pues el hecho de que nos encaminemos a una zona glamorosa, no quiere decir que vivamos en ella. Con el dolor hasta el cuello, con la uña y el pulgar morado, me di cuenta que la mañana, al igual que la vida y su caminar continuaban con toda naturalidad y llegue a la conclusión sobre lo maravilloso de este don y que poderlo vivir es una experiencia realmente eterna. Que otro gobierno, que los azares y pesares, que la gente, que los problemas, siempre serán más y talvez peores, pero de nada sirve si no se tiene el sentimiento puro de vivir la vida y estas pequeñas vicisitudes son parte de ella. Salud para todos. |
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