UNOS EN LA PENA Y OTROS EN LA PEPENA

UNOS EN LA PENA Y OTROS EN LA PEPENA

Tal pareciera que los primeros que salen, en cualquier desgracia que ocurre en el país, son aquellos oportunistas que llevan en la mirada y en el corazón, la ambición de cuanto se podrán echar a la bolsa y a las cuentas bancarias, por prestar un mísero servicio al semejante.

Eso pasa siempre y casi ya no sorprende, pues escasea un producto, no por su inexistencia, sino por esconderlo, para ponerlo más caro en el momento cruel de la necesidad. Los guatemaltecos nos estamos acostumbrando a estar bajo el yugo de la pena, la necesidad, el hambre y la pobreza que se nos pinta en la perspectiva, de un futuro casi abrumador.

Los que siempre andan de fiesta, pero con peores penas, son aquellos que llaman constantemente la desgracia, para poder seguir transando con los productos de primera necesidad y la canasta básica, ya casi inexistente.

Recientemente en Guatemala, nos agarro otra pena, con los destrozos que dejó el Huracán Stan, eso es a nosotros los guatemaltecos decentes, pero a los otros que andan en la pepena, vieron que el Huracán, fue un torrente de fortuna para hacer de las suyas y empobrecer aún más a nuestros hermanos. Que Vergüenza, mejor dicho que desvergüenza, la de estos miserables que hacen fortuna de la desdicha y ven con hambre al vecino y no son dignos de ofrecer un pan. Es cuando la idea de la existencia de un infierno, nos da la fiel esperanza de crisol para remediar el alma de estos ingratos.

Negocio de Penas y precios de pepena, es lo que el guatemalteco sencillo y noble puede esperar en su propio país, donde la destrucción y la maldad, pareciera estar solo para los más desdichados, pero esa es la forma engañosa de mantenernos divididos como nación, pues todos piensan con el egoísmo envenenado: Mientras no me pase a mí. Lo cierto es que no es cosa individual, es que simplemente, nos está pasando a todos.